6.- Cuéntenos por favor cómo se gestó la fabricación de fregonas.
A lo largo de 1956 implanté los primeros talleres para el mantenimiento y reparación de los aviones F-86 en el Ala de Caza nº 2 de la Base Aérea de Zaragoza, cuyos aviones, por cierto, hicieron más de treinta mil horas de vuelo sin ningún accidente debido a su mantenimiento. Estaba soltero y vivía en la Residencia de Oficiales de Aviación, situada en la avenida de Calvo Sótelo, 4, hoy Gran Vía. Por las tardes, cuando los compañeros se iban de paseo, a tomar unas cervezas o bailar en las "boites" de entonces, yo me dedicaba a idear y proyectar las posibles fregonas, sus prototipos, la forma y medios para fabricarlas y alternativas para buscar el capital necesario. Entonces no disponía de una peseta porque aunque tenía el sueldo de capitán, todo el dinero disponible lo enviaba entonces a mi madre, viuda en Madrid con otros hijos menores que yo.
Mis compañeros de Residencia, entre ellos Indalecio Velasco Villamar, médico y los meteorólogos Enrique Miquel, Federico Peradejordi y José Luis Cárdenas, todos oficiales de aviación como yo, conocían y comentaba con ellos mis proyectos. Velasco y Miquel me prestaron cada uno quince mil pesetas con las que compre en 1956 una electroesmeriladora TZ, un aparato de soldadura, un taladro de sobremesa DYNA, una cizalla UBIDE, diversos materiales y pague los jornales para la construcción de prototipos. Después pasarían a ser socios cuando en octubre de 1958 promoví y constituimos MANUFACTURAS RODEX, S.A. que sería la primera y más importante fabrica de fregonas en España y Europa, desde su constitución hasta ahora, aunque en 1990 cambiaría el nombre por CURVER y recientemente por RUBBERMAID al haber adquirido la primera la mayoría de su capital.
Desde la Residencia de Aviación escribía y recibía la correspondencia para el registro de modelos, selección de proveedores y búsqueda de socios capitalistas.
Un día después de comer consulté con los compañeros cual de una serie de marcas que les propuse, les parecía más adecuada para las futuras fregonas y así nació la marca RODEX que registré como titular el 30 de noviembre de 1956, correspondiéndole el Nº 314.470. Durante más de treinta años fue una marca famosa hasta que la multinacional Curver abandonara todas las marcas nacionales de las fábricas que había adquirido en Europa.
La búsqueda de materiales no fue fácil porque al escasear todo entonces, había pocas oportunidades de elección y al final fueron los cabos torcidos de algodón para las bayetas de flecos (que las bauticé como "mopas" por su correspondencia con la palabra "mop" inglesa) los que me proporcionaron más quebraderos de cabeza. En España no existían entonces de algodón nada más que hilos para tejer y cuerdas compactas que no permitían, suficientemente bien, recoger y expulsar el agua al oprimirlas.
Por eso, con uno de los socios de Hijos de Dámaso Pina, S.A. de Zaragoza llegamos a seleccionar la longitud y calidad de la fibra de algodón, el grado de torcido y el apresto más adecuados para las mopas, y para cuya fabricación debieron hacer modificaciones en alguna de sus máquinas.
Tampoco fue fácil encontrar el dinero necesario. Primero me dirigí a los parientes y amigos que consideraba "más ricos" sin resultado. Para los bancos no ofrecía las garantías mínimas necesarias. Al final mi primo hermano de Barcelona, Jorge Claret Corominas, que conocía mis necesidades y desvelos, me ofreció conseguirlo entre amigos suyos de colegio que como él ya habían terminado la carrera. Entre Jorge y su amigo Santi Vila de Despujol encontraron el capital suficiente de quienes serían socios fundadores de la sociedad.
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