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LA HISTORIA DE LA FREGONA
Por Manuel Jalón Corominas

2º.- ¿Debía ser entonces muy incómodo e ingrato?

Y perjudicial para la salud. Por eso era el refugio laboral de las mujeres de más precaria economía y menores recursos culturales, frecuentemente entradas en años. No recuerdo haber visto un solo hombre echado al suelo para fregar.

Las mujeres de la limpieza contraían además frecuentes dolencias y enfermedades. Se les formaban ampollas en las rodillas, "bursitis de rodilla", que producían dolor e impedían arrodillarse, con el drama de perder su última oportunidad de trabajar. Parece ser que en España había permanentemente decenas de miles de mujeres de la limpieza y monjas con esta dolencia.

Pero además, con años en esta profesión, no pocas mujeres sufrían la deformación de la columna vertebral.

Se producían infecciones y heridas en las manos y formaban hongos en las uñas. En invierno, con el agua fría, aparecían también sabañones en las manos.

Las manos bastas y un cierto olor a lejía era un estigma que delataba la condición de mujer de limpieza, "fregona" en la primera acepción despectiva de la palabra según la Real Academia.



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