2º.- ¿Debía ser entonces muy incómodo e ingrato?
Y perjudicial para la salud. Por eso era el refugio laboral de las mujeres de más precaria economía y menores
recursos culturales, frecuentemente entradas en años. No recuerdo haber visto un solo hombre echado al suelo
para fregar.
Las mujeres de la limpieza contraían además frecuentes dolencias y enfermedades. Se les formaban ampollas
en las rodillas, "bursitis de rodilla", que producían dolor e impedían arrodillarse, con el drama de perder
su última oportunidad de trabajar. Parece ser que en España había permanentemente decenas de miles de mujeres
de la limpieza y monjas con esta dolencia.
Pero además, con años en esta profesión, no pocas mujeres sufrían la deformación de la columna vertebral.
Se producían infecciones y heridas en las manos y formaban hongos en las uñas. En invierno, con el agua fría,
aparecían también sabañones en las manos.
Las manos bastas y un cierto olor a lejía era un estigma que delataba la condición de mujer de limpieza,
"fregona" en la primera acepción despectiva de la palabra según la Real Academia.
|