14.- Introducción en Cataluña.
Cataluña fue la región donde primero se aceptó la fregona, seguida de Madrid, Valencia y Andalucía. Con excepción claro de Zaragoza donde ya a principios de 1957 se vendía en veinte establecimientos.
Veamos cómo fue la introducción en Cataluña:
José María Falcón cuenta cómo un día de junio de 1957 acompañando a su padre en un viaje de Zaragoza a Barcelona se le ocurrió a su padre intentar conseguir un primer cliente en Lérida. Preguntó en una gasolinera cuál era el comercio más importante de la ciudad de artículos de uso doméstico: "Casa Rull". Y a él se dirigieron entrando en la tienda con la fregona en mano. Les atendió un señor, que sería uno de los dueños, Buenaventura Rull y enseñando la fregona dijo que era para fregar el suelo de pie. El señor la miró y contestó que "no les interesaba" y como Falcón insistía, le afirmó, "disculpe pero no les puedo atender ahora". Enrique Falcón dijo a su hijo, "anda, José Mari, consigue un poco de agua para hacer una demostración rápida". Cuando José María Falcón llevaba dos minutos fregando a la entrada del comercio, Buenaventura le dijo "sigue, sigue, muchacho, que lo haces muy bien". Llamó a su hermano Domingo, a su mujer y a su cuñada, que también manejaron la fregona y pasaron el primer pedido de Cataluña. Al primero sucedieron otros y a través de Falcón nos solicitaron y les concedimos la distribución para Cataluña.
Pasados unos meses se presentaron en Zaragoza los dos hermanos Rull ofreciendo financiación para ampliar la industria. En 1958 participarían en la fundación de Manufacturas Rodex, S.A. junto con Enrique Falcón.
En el diario "Segre" de Lérida del 5 de marzo del año 2000 se publica el reportaje "Las raíces leridanas del mocho" en el que Ventura Rull explica cómo se introdujo la fregona con el "mocho" en Cataluña, fabricada en Zaragoza por el ingeniero Jalón Corominas. Recuerda la anécdota anterior y cuenta como al llegar a Zaragoza para financiar la ampliación de la producción "vimos como fabricaba las fregonas de una en una debajo de una escalera…". Un poco exagerado, pero no mucho.
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